Se jubiló hace un año luego de 42 años en Industrias Metalúrgicas Cestari y su recuerdo aún sigue latente. La empresa aún lo extraña y Juan Manuel Reynoso no olvida la fábrica. En esta nota recuerda algunos momentos de su historia con Cestari.
“Yo entré el primer día hábil de enero de 1977 y me fui a fines de junio del 2019, o sea que trabajé 42 años de mi vida exactamente. Yo que soy afecto a las matemáticas y me gustan, el 60% exacto de mi vida estuve trabajando en Cestari”, empieza esta nota Juan Manuel Reynoso, y agrega: “Así que mira vos si es importante para mí Cestari, fundamental, toda una vida”.
Cestari marca la vida de las personas y colaboradores. Y los colaboradores, sin dudas marcaron la vida de nuestra empresa a lo largo de estos 92 años. Es el caso de Juan Manuel que hoy disfruta de su jubilación pero sigue en contacto con nosotros y hoy nos cuenta su historia con Cestari.
¿Cómo fueron tus inicios en la fábrica?
– Cuando yo entré éramos pocos empleados, pocos proveedores, clientes exclusivamente de la provincia de Buenos Aires, con los que trataba Nino. En ese momento yo me encargaba de llevar la contabilidad, la caja a mano, después se volcaba al libro diario. Todo lo hacíamos nosotros, el pago de impuestos, los aportes jubilatorios, todas esas cosas las hacíamos nosotros. Era poca gente, más simple que ahora, todo manual.
Entre las tareas que realizó Juan Manuel Reynoso podemos nombrar muchas. Por momentos fue administrativo, por momentos vendió tolvas y hasta manejó el transporte. “Entre las cosas que hice, excepto comprar, que siempre era atribución de Nino y cuando entró Horacio, se encargó él, o la parte técnica, he hecho de todo. Incluso, llevé tolvas, hice viajes con tolvas, de tiro, de 12 toneladas, de Buenos Aires, Santa Fe y La Pampa, hasta Tucumán”, cuenta.
“De a poco yo terminé haciendo lo que hice hasta último momento, la facturación, el despacho de los acoplados, el trato con los concesionarios, clientes que posiblemente, a través de tantos años, me consideraban parte de la empresa, nacido con la empresa”, cuenta con orgullo Juan Manuel.
¿Cómo fue la relación con tus compañeros?
-Con respecto a los compañeros, nunca he tenido realmente inconvenientes con nadie. Siempre he tenido muy buena relación con todos, desde la oficina y el taller. Marcelo Giuli fue un puntal, porque siempre estuvo, desde el principio apoyándome en todo, sabiendo de todo y conociendo todo. Luego, con la implementación de las nuevas directivas, relacionadas con la norma ISO y demás, donde él comenzó a ejercer la gerencia, siguió acompañándome. Marcelo es un tipo súper capaz, una excelente persona, con quien siempre una excelente relación.
¿Cómo fue tu relación con la empresa?
-Nino siempre decía que Cestari era una gran familia. Y uno también va incorporándose a eso, porque 42 años si no estás como familia y no la aguantas. Como toda familia, hay momentos buenos y otros no tan buenos. Los no tan buenos, te puedo decir que Nino era muy estricto con los horarios, por ejemplo, entonces uno tenía miedo de pedir permiso para ir al médico, no para salir a pasear.
Pero los buenos momentos son miles, desde la ayuda económica que muchas veces me han dado, hasta la vez que más recuerdo, cuando mi hijo se enfermó de escarlatina, que el médico de Pergamino nos dijo que tenía que mandarlo a Rosario. Ahí Néstor me trajo su auto con combustible y todo para que yo me fuera a Rosario, casi me obligó a ir. Gracias a eso lo salvamos a mi hijo.
También el hermoso regalo que me dieron de despedida. Esas son las cosas buenas, que son la mayoría. Por eso te digo que sí, es una gran familia.
Juan Manuel Reynoso fue parte de los últimos 42 años de Industrias Metalúrgicas Cestari y puede contar todos los procesos desde las primeras tolvas hasta los últimos desarrollos. Además fue parte de épocas difíciles para las empresas argentinas donde nuestra fábrica pensó estrategias para seguir adelante brindando calidad y eficiencia en sus productos, pensando siempre en mantener las fuentes de trabajo por sobre todas las cosas.
“Esa Línea de conducta, de honradez, ese dar la cara, siempre caracterizó a la familia y a la empresa, y se trasladaba a los empleados, a nosotros. Porque por ejemplo era casi una garantía, ir a un negocio y un comercio, sacar un crédito o pedir algo y decís ‘trabajo en Cestari’. La gente sabía que si trabajaba en Cestari era primero un empleado bueno y si Cestari lo tomaba es porque era buena persona”, cuenta con orgullo.
-Imaginamos que tenés muchísimas anécdotas…
Anécdotas hay miles, imagínate en tantos años de trabajo. Una que recuerdo siempre es que a Don Nino no le gustaba que tomáramos mate, no quería. Pero bueno, nosotros nos las arreglábamos para tomar unos mates. Cuando él salía, sacábamos la yerba y el mate y tomábamos mates escondidos. Cuando Nino aparecía por el portón grande del frente, guardaban todo rápido. Pero Nino venía y tocaba la pava que estaba caliente y salía muy enojado. Entre todos pensamos un truco, cuando calentábamos el agua enfriábamos todo para que no se de cuenta. Pero Nino, zorro viejo, quería encontrar una prueba y un día en vez de aparecer por el frente se apareció por la puerta de atrás y nos agarró tomando mates… Decí que estaba Néstor con nosotros y por eso nos salvamos de un reto más grande.
Miles de historias y anécdotas quedaron afuera de esta nota. Es que Juan Manuel Reynoso fue y es parte importante de nuestra historia. Lo demuestra su predisposición y emoción al contarnos su historia con Cestari. Y nosotros estamos felices de poder transmitirla.
Juan Manuel Reynoso y sus recuerdos en Cestari
Se jubiló hace un año luego de 42 años en Industrias Metalúrgicas Cestari y su recuerdo aún sigue latente. La empresa aún lo extraña y Juan Manuel Reynoso no olvida la fábrica. En esta nota recuerda algunos momentos de su historia con Cestari.
“Yo entré el primer día hábil de enero de 1977 y me fui a fines de junio del 2019, o sea que trabajé 42 años de mi vida exactamente. Yo que soy afecto a las matemáticas y me gustan, el 60% exacto de mi vida estuve trabajando en Cestari”, empieza esta nota Juan Manuel Reynoso, y agrega: “Así que mira vos si es importante para mí Cestari, fundamental, toda una vida”.
Cestari marca la vida de las personas y colaboradores. Y los colaboradores, sin dudas marcaron la vida de nuestra empresa a lo largo de estos 92 años. Es el caso de Juan Manuel que hoy disfruta de su jubilación pero sigue en contacto con nosotros y hoy nos cuenta su historia con Cestari.
¿Cómo fueron tus inicios en la fábrica?
– Cuando yo entré éramos pocos empleados, pocos proveedores, clientes exclusivamente de la provincia de Buenos Aires, con los que trataba Nino. En ese momento yo me encargaba de llevar la contabilidad, la caja a mano, después se volcaba al libro diario. Todo lo hacíamos nosotros, el pago de impuestos, los aportes jubilatorios, todas esas cosas las hacíamos nosotros. Era poca gente, más simple que ahora, todo manual.
Entre las tareas que realizó Juan Manuel Reynoso podemos nombrar muchas. Por momentos fue administrativo, por momentos vendió tolvas y hasta manejó el transporte. “Entre las cosas que hice, excepto comprar, que siempre era atribución de Nino y cuando entró Horacio, se encargó él, o la parte técnica, he hecho de todo. Incluso, llevé tolvas, hice viajes con tolvas, de tiro, de 12 toneladas, de Buenos Aires, Santa Fe y La Pampa, hasta Tucumán”, cuenta.
“De a poco yo terminé haciendo lo que hice hasta último momento, la facturación, el despacho de los acoplados, el trato con los concesionarios, clientes que posiblemente, a través de tantos años, me consideraban parte de la empresa, nacido con la empresa”, cuenta con orgullo Juan Manuel.
¿Cómo fue la relación con tus compañeros?
-Con respecto a los compañeros, nunca he tenido realmente inconvenientes con nadie. Siempre he tenido muy buena relación con todos, desde la oficina y el taller. Marcelo Giuli fue un puntal, porque siempre estuvo, desde el principio apoyándome en todo, sabiendo de todo y conociendo todo. Luego, con la implementación de las nuevas directivas, relacionadas con la norma ISO y demás, donde él comenzó a ejercer la gerencia, siguió acompañándome. Marcelo es un tipo súper capaz, una excelente persona, con quien siempre una excelente relación.
¿Cómo fue tu relación con la empresa?
-Nino siempre decía que Cestari era una gran familia. Y uno también va incorporándose a eso, porque 42 años si no estás como familia y no la aguantas. Como toda familia, hay momentos buenos y otros no tan buenos. Los no tan buenos, te puedo decir que Nino era muy estricto con los horarios, por ejemplo, entonces uno tenía miedo de pedir permiso para ir al médico, no para salir a pasear.
Pero los buenos momentos son miles, desde la ayuda económica que muchas veces me han dado, hasta la vez que más recuerdo, cuando mi hijo se enfermó de escarlatina, que el médico de Pergamino nos dijo que tenía que mandarlo a Rosario. Ahí Néstor me trajo su auto con combustible y todo para que yo me fuera a Rosario, casi me obligó a ir. Gracias a eso lo salvamos a mi hijo.
También el hermoso regalo que me dieron de despedida. Esas son las cosas buenas, que son la mayoría. Por eso te digo que sí, es una gran familia.
Juan Manuel Reynoso fue parte de los últimos 42 años de Industrias Metalúrgicas Cestari y puede contar todos los procesos desde las primeras tolvas hasta los últimos desarrollos. Además fue parte de épocas difíciles para las empresas argentinas donde nuestra fábrica pensó estrategias para seguir adelante brindando calidad y eficiencia en sus productos, pensando siempre en mantener las fuentes de trabajo por sobre todas las cosas.
“Esa Línea de conducta, de honradez, ese dar la cara, siempre caracterizó a la familia y a la empresa, y se trasladaba a los empleados, a nosotros. Porque por ejemplo era casi una garantía, ir a un negocio y un comercio, sacar un crédito o pedir algo y decís ‘trabajo en Cestari’. La gente sabía que si trabajaba en Cestari era primero un empleado bueno y si Cestari lo tomaba es porque era buena persona”, cuenta con orgullo.
-Imaginamos que tenés muchísimas anécdotas…
Anécdotas hay miles, imagínate en tantos años de trabajo. Una que recuerdo siempre es que a Don Nino no le gustaba que tomáramos mate, no quería. Pero bueno, nosotros nos las arreglábamos para tomar unos mates. Cuando él salía, sacábamos la yerba y el mate y tomábamos mates escondidos. Cuando Nino aparecía por el portón grande del frente, guardaban todo rápido. Pero Nino venía y tocaba la pava que estaba caliente y salía muy enojado. Entre todos pensamos un truco, cuando calentábamos el agua enfriábamos todo para que no se de cuenta. Pero Nino, zorro viejo, quería encontrar una prueba y un día en vez de aparecer por el frente se apareció por la puerta de atrás y nos agarró tomando mates… Decí que estaba Néstor con nosotros y por eso nos salvamos de un reto más grande.
Miles de historias y anécdotas quedaron afuera de esta nota. Es que Juan Manuel Reynoso fue y es parte importante de nuestra historia. Lo demuestra su predisposición y emoción al contarnos su historia con Cestari. Y nosotros estamos felices de poder transmitirla.